Santa Payola

Columana Semanal
Revista El Clavo

Si uno busca este término en el Diccionario de la Real Academia Española, no encuentra significado, a pesar de su parecido con la palabra Paella. Sin embargo, cuando entendí el uso popular de dicha expresión, supe que poco se trataba de culinaria.

La primera vez que la escuché fue en una reunión con unos amigos, que se dedican a la música, quienes dijeron que habían tenido que darle “payola al portero para dejarlos entrar”. Ya entenderán por qué pensé en comida: nada mejor para un celador que un buen plato recalentado. Pero, al saber que se trató de dinero, no pude evitar mi sorpresa por ser el único ignorante.

Pues bien, mi desinformación se debía a que no estaba familiarizado con el mundo de la música, donde todos saben de qué se trata. Enterarme que al soborno le tenían un apodo tan peculiar no fue gran cosa al lado de las utilidades 'payoleras' que obtienen los programadores y directores de emisoras. Tal como sucede en la política, donde muchos saben que en los contratos hay tajadas para los mandatarios, en la música hay que pagar boletos para ser programados y triunfar.

Al parecer, este no es un negocio transparente a los ojos de los gerentes y dueños de las cadenas radiales, quienes no pierden su tiempo en pequeñeces. Éstas dejémoselas para los que tienen el poder al aire, reconocimiento en la clase popular y salario ajustado. Ellos deben ayudar a las nuevas promesas de la música, pero, ¿hacerlo gratis? No, definitivamente el trabajo tiene su precio, que, según algunos músicos inversionistas, puede llegar hasta tres salarios mínimos por emisora, digo por programador o director. La suma se convierte en millonaria, si se desea pegar una canción a nivel nacional. ¿Acaso alguien dijo que sería barato?

La indignación que compartí con mis pobres amigos, que todavía no suenan en la radio, se esfumó al entender que así funcionan las cosas. Si usted se dedica a la música, tiene dos caminos. El primero, de gran facilidad y poca concurrencia, es tener una chequera de papi que financie tan costosa carrera. El segundo, se trata del recorrido por el obrero musical; trabajar en bares los fines de semana para conseguir dinero, que a su vez sirve para pagar un jefe de prensa o manager, preferiblemente bien farandulero, quien logre llevar su música a las emisoras. A partir de ahí, deberán doblar sus turnos en los bares para poder dar payola, que finalmente no les asegurará el éxito, éste depende también del talento… para seguir consiguiendo billete.

Definitivamente el panorama no es alentador. Menos mal, deben existir casos donde han conseguido un mecenas que los llevó a una exitosa carrera, sin cobrar más que su porcentaje. Eso es posible, así como no hay duda que la política tiene funcionarios honestos. Hoy creo que esta palabra, payola, está más cerca del término payaso, tal como los que anuncian en los restaurantes del centro el menú del día. Un trabajo digno, pero que por su baja paga, siempre se cuadra con la propina.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Triste como le roban al artista aquí... mi novio tiene una banda de rock en california; yo le estaba ayudando a promover el cd que grabó pero me llevé la grandísima sorpresa al ir a RCN y me pidieron dos millones de pesos para rotarlo en las emisoras. Es absurda la santa payola esa, es un robo disimulado... al fin y al cabo, Colombia es así de bien educada.
Un saludo.

Cristhian Carvajal dijo...

Eso es correcto... Así funciona la economía musical... Jejejeje
Un abrazo.