Muere Michael Jackson


Sí, tristemente hoy ha muerto otro grande de la música. Michael Joseph Jackson (29 de agosto de 1958, Gary, Indiana - 25 de junio de 2009, Los Ágeles), conocido simplemente como Michael Jackson, es (era) un cantante, compositor, bailarín y, tal vez el artista que mejor combinó la música con el video y con el cine, porque cada video era como ver una película...

Se fue un loco de la música, en medio de este thriller en el que se convirtió su vida, pero que será recordado hoy y siempre como el REY DEL POP.

Luis Ospina

Entrevistas con los veteranos del cine colombiano.
Ésta es la primera entrega de varias entrevistas que he realizado con los personajes más influyentes de cine hecho en Colombia. Lamentablemente a esta serie le faltará dos entrevistas que nunca logré hacer a dos cinéfilos empedernidos, que ya deben haber montado su cine club en el más allá:
Andrés Caicedo y Carlos Mayolo.


La obra de Ospina inició en acetato con trabajos como ACTO DE FE (1970) y PURA SANGRE (1982), pero por los altísimos costos de producción pronto tiene que pasar al video. Después de hacer SOPLO DE VIDA (1999) toma la decisión de abandona también el cine argumental.

De igual manera es reconocido como uno de los gestores del documental en nuestro país, el cual se convirtió en su manera de expresar todo lo que veía en las calles, la ciudad, los artistas y en general su natal Cali.

Actualmente reparte su tiempo entre la docencia y los festivales de cine (y documental) a los que es invitado, muchas veces como espectador, jurado, o incluso curador.


CINE Y DOCUMENTAL

¿Qué es el cine colombiano?

Bueno, yo siempre he dicho una frase que es muy controvertida sobre el cine colombiano y es que “no existe el cine colombiano, lo que existe son películas”. Son un esfuerzo aislado realmente quijotesco, aunque ahora sí creo que se está acercando a ser una industria, una industria cinematográfica, pues ya hay más producción, ya hay cierta continuidad.

¿Qué opina de los diferentes manuales para hacer guiones, como son los de Syd Field?

No estoy muy enterado de las teorías de Syd Field. Entiendo que ahora hay toda clase de manuales para los guiones, que dicen que en la página tal hay debe haber conflicto y en la otra no sé qué. Eso está muy orientado al discurso de narrativa de Hollywood.

¿Dentro de una formación académica es bueno que existan este tipo de manuales?

Es bueno que haya para que se puedan romper. Las leyes tiene que existir para poderlas romper. Pero eso tiende a estandarizar el producto y yo pienso que el cine no debe tener leyes.

Luis Ospina ¿Usted hace los documentales con guión?

No. Yo los hago sin guión. Me guío mucho por una buena investigación previa y una especie de intuición. Son las normas que yo tomo, eso sí reúno mucha información. Por ejemplo cuando hice el de Vallejo, me volví a leer toda la obra de él y la dividí en ciertas temáticas y cosas. Pero, yo creo que los guiones en documentales son una excusa para conseguir presupuesto. Creo en el guión, pero en la etapa previa al montaje, ahí es donde realmente se conforma un guión.

¿Volvería a hacer ficción?

Sí, si encuentro un buen guión, si tengo tiempo y salud y hay dinero para hacerlo, yo lo haría. Pero no lo haría como lo hice en el pasado, de pronto lo haría utilizando tecnologías digitales y no metería un peso, nunca más, de mi bolsillo en una película de ficción. Como dije alguna vez, “ que los divierta su madre ”. (Risas)

Ya las películas, yo pienso que no se pueden hacer por capricho. Yo hice las mías por capricho y sufrí unas consecuencias económicas terribles. Ya las películas de ficción, los largometrajes, hay que orientarlos como un proyecto industrial, como un producto. Ya hay una Ley de Cine que permite que esto se vea como un producto y que el productor pueda recuperar su inversión, pero sobre todo hay que tener una buena idea.

A propósito de la Ley de Cine, ¿cómo ve la producción actual del cine en nuestro país?

Yo antes veía todo lo que hacían en Colombia, ahora me da un poco de pereza. Si he visto dos películas de un director que no me interesa, ya no vuelvo a ver nada de él. Sin embargo yo veo que hay varios jóvenes con mucho talento haciendo cine.


CALI-CALIENTE

¿Cómo ve a Cali actualmente?

Aquí siempre hemos querido borrar nuestra ciudad y remplazarla por algo que consideramos más bonito, ¿no sé? Todo lo bonito que ha tenido esta ciudad, desde el punto de vista arquitectónico, lo hemos tumbado. A veces para no hacer nada. Cuando los juegos Panamericanos, fue cuando se vio más el cambio de fisonomía de la cuidad. Todos querían mostrarles una ciudad más bonita a los visitantes, por eso tumbaron todo lo viejo y construyeron edificios, incluso en lugares que eran patrimonio de la ciudad. Y así, paulatinamente, hemos ido destruyendo la ciudad.

¿Qué es lo que más extraña de Cali?

El olor a camias y la brisa. Ahora hay pocas camias y la brisa ni se diga. Qué extraño de Cali… También los amigos, los que quedan aquí, los que se han ido y los que se han muerto o están locos.


ECHÁNDOLE UN OJO AL CINE

¿Qué piensa de las publicaciones independientes?

Yo sé el trabajo que es sacar una revista independiente, pues nosotros sacamos Ojo al cine en una época en que era todavía más difícil sacar una publicación, todo era hecho con las uñas. Sin embargo lo importante son los contenidos de la revista. Y en Colombia los contenidos de las revista son muy frívolos.

¿Qué lee?

Yo era una persona que consumía revista de una forma abrumadora. Yo estaba suscrito por ahí a unas 18 revistas, entre esas 14 de cine, algunas de arte y otras de música. Hasta que llegué a volverme uno de los nuevos pobres de Colombia, como muchos, y dejé de gastar tanta plata en eso. La gente decía que mi casa era como una peluquería, había revistas por todas partes. Ya me cansé un poco de eso y tampoco me quedaba tiempo para leerlas. Además me di cuenta de que yo me la pasaba leyendo sobre cosas que nunca estaba viendo, cosas que no llegaban al país.

Ahora, en general, leo muy poco. A mí me gusta es leer información y para eso he encontrado que el Internet es lo ideal.


LA U

Desde su experiencia como profesor, ¿cómo ve a la juventud actualmente?

La juventud lee muy poco, se informa muy poco y todo lo vuelven trivial. Si se va hablar de una exposición, se habla de una manera frívola. Si se va hablar de una película, no lo hacen analistas del cine, sino comentaristas que resumen el argumento y ponen unas estrellas ahí. Menos mal estos tipos no califican hoteles porque sino imagínese.

Y es preocupante eso, porque uno le está enseñando a jóvenes sobre cine y ellos creen que el cine lo inventó Oliver Stone, Steven Spielberg o Quentin Tarantino. Vaya uno a hablarle a una persona menor de 24 años de que existió un señor que se llama Luis Buñuel o Truffaut o Bergman y verá que ninguno sabe de ellos.

En este momento cuando más información puede haber, es cuando la juventud está menos informada. Y no sólo la juventud, todas las personas en general.

¿La educación colombiana ya puede formar verdaderos cineastas o es mejor ir a educarse en escuelas extranjeras?

No, ya no es necesario irse. Ya no es necesario ni siquiera estudiar. Para aprender de cine no es sino tener un amigo que vaya a hacer un película y uno meterse a trabajar ahí y aprende todo. Hay que pensar que el fenómeno de las escuelas de cine sólo comienza a finales de los 40 y principios de los 50, pero ninguno de los grandes directores fueron a escuelas de cine. La otra escuela es ver cine tres veces al día y ahora con el DVD, uno puede ver casi todas las películas. Y esta otra cosa maravillosa que es la piratería, también permite llegar a todos.


NUEVOS FORMATOS

Hoy en día existen festivales y personas expertas en hacer cine con cámaras de celulares. ¿Qué piensa usted de esta nueva forma de hacer productos audiovisuales?

Esto tiene que ver mucho con lo que decía Glauber Rocha en la época de los 60, con todos sus manifiestos y ensayos, donde se hablaba del cine imperfecto, del cine alternativo. Él decía que “ para hacer cine se necesita sólo una idea en la cabeza y una cámara en la mano ”. En ese momento de pronto no era posible, porque hacer cine, así fueran con súper ocho, era muy costoso. Pero ahora con los medios digitales, ya un casete vale en San Andresito qué, $9.000, y dura una hora, y unas cámara que aunque uno tenga Parkinson no hay problema. Entonces yo creo que ya lo que falta ahora es la idea en la cabeza, eso es lo que no se puede comprar, el talento.

¿Querer o no creer?

Creer queriendo creer,
querer creyendo querer.
Creer en quien te quiere,
querer creyendo que quien te cree te quiere,
es vivir un credo donde el sentimiento de amor,
simplemente se quiere y se cree...

¿Me creen? ¿Me crees?

El vuelco del Cangrejo

Publicado en la REVISTA EL CLAVO, edición 29, 2007 .

Un artículo que realicé hace algún tiempo y que todavía es vigente porque por fin mi amigo Papeto está editando esta película, su Ópera Prima.

Una visión alternativa del Pacífico colombiano

El vuelco del cangrejo es un proyecto que nació en la Universidad del Valle como trabajo de grado de Oscar Ruiz Navia. Cuenta con el apoyo del director y guionista Oscar Campo, su mentor y guía durante el proceso de creación.

Al iniciar el trabajo de grado, “Papeto” —como le dicen a Oscar Ruiz sus amigos—, quería hacer un cortometraje en cine. Sin embargo, hubo un hecho que cambió todo. “Cuando vi La sombra del caminante, una película que realizó Ciro Guerra en la Universidad Nacional, —dice Oscar Ruiz— pensé; si este man hizo una película en video con diez millones de pesos, yo por qué no. Fue ahí cuando empecé a desmitificar un poco la idea de hacer un corto en cine”. Ahí empezó el camino de El vuelco del cangrejo, una historia que habla de un lugar lejano de la ciudad, de un viaje que un hombre hace rumbo al Pacífico colombiano y el impacto que le genera el choque cultural con todo lo que se encuentra ahí.

Esta es una película sencilla, minimalista y económica, donde comúnmente la visión del productor y el director están muy ligados. En un principio, Oscar Ruiz quiso producirla independientemente, por lo cual en el 2006, fundó Contravía Films, una productora independiente con la que produjo y dirigió el reportaje En La Barra hay un Cerebro. De éste surge su primer guión de El vuelco del cangrejo, que finalmente se rodó a finales de 2008 y actualmente está en la etapa de postproducción.

Mientras viajaba investigando la historia, Oscar se encontró con La Barra, un pueblo del Pacífico, en donde estaba la historia que necesitaba. Ahí conoció a Cerebro, un pescador que tiene una filosofía de vida muy diferente a la tradicional. Este nativo hospeda en su casa a personas del interior del país y del extranjero, donde ha sido testigo del impacto que ha generado la visita de ellos a este lugar.

Este proyecto pretende ser el ejemplo de lo que su director denomina cine de autor. “Para mí —comenta Oscar— el cine de autor es tener una conciencia muy fuerte sobre quienes somos. Lo que yo quiero con el cine es buscar una identidad que no obvie nuestros problemas y que ponga en tela de juicio ideologías y formas de ver el mundo que están impuestas. Por eso El vuelco del cangrejo busca un territorio olvidado que es el Pacífico, en el cual hay toda una manera de ver el mundo muy diferente, hay toda una serie de personas que son colombianas y que no han tenido un espacio en televisión más allá de la negrita con el chontaduro riéndose. Para mí, el Pacífico es una zona en crisis, un lugar triste y melancólico”.

Esta película es un caso especial por el carácter alternativo que tiene. Es un cine más comprometido con la realidad, más poético, más reflexivo y a su vez masivo (se exhibirá en salas de cine de todo el país). La estructura narrativa que se diseñará son planos secuencias que van evolucionando en la narración, buscando el sentido al interior del plano, ubicando la cámara en lugares no habituales y dejando que los personajes se mimeticen con el entorno en atmósferas suaves. Además contará con nuevos rostros, tanto actores naturales como actores desconocidos.

Recientemente participó en el Talent Campus Buenos Aires 2007 organizado por la Universidad del Cine en cooperación con el Berlinale Talent Campus y el IX Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, de donde Oscar Ruiz llegó convencido de que “las personas en El Vuelco del cangrejo van a ver algo que no ven todos los días”.

La cinemanía caleña


Repasando la historia

El bicho del cine picó a Cali desde su llegada a Colombia. La invasión de la cinesífilis (una especie de virus que se contagia entre cineastas) se dio en 1922 cuando, en las afueras de la capital vallecaucana, se llevó a cabo el rodaje de la primera película hecha en nuestro país: María, una cinta melcochuda basada en el libro de Jorge Isaacs. Desde ese momento Cali no sólo figuraría como escenario de múltiples historias —algunas de ellas bañadas en sangre— sino que comenzaría a engendrar cinefílicos que desde muy jóvenes verían en las películas la manera de expresarse, exorcizarse e incluso lucrarse —cosa que en los primeros realizadores fue apenas una ilusión—. También en Cali se dieron, en los años cuarenta, los primeros intentos de hacer industria cinematográfica con la radicación de las sedes de Calvo Film Company y Colombia Films Company, dos empresas que proyectaban a la ciudad como una posible cuna de cineastas. Y no se equivocaron, pues a pesar de que acá no se haya creado una verdadera industria (todavía) y no se rueden tantas películas como en la capital del país, esta ciudad lo que ha dado es gente amante del cine.

El gusto de la juventud caleña por el ‘séptimo’ arte se remonta a los años setenta con el movimiento que promovían, los ya fallecidos, Andrés Caicedo y Carlos Mayolo, al igual que los cuchos, perdón, duchos del cine, Luis Ospina y Ramiro Arbeláez, quienes se gozaban el cuento de ver películas todo el tiempo. Una adicción que ha marcado fuertemente a todos los realizadores que los sucedieron, quienes en su mayoría se han formado consumiendo gran cantidad de películas en pequeños cine clubes, como alguna vez lo hicieron estos veteranos del cine en el, ya extinto, Cine Club de Cali. Fue precisamente así como empezó el amor de muchos de los actuales directores de cine más reconocidos como Óscar Campo (Yo soy otro), Antonio Dorado (El Rey), Jorge Navas (Alguien mató algo) y Carlos Moreno (Perro come perro), todos ellos caleños y cinéfilos empedernidos.

Es que en esta ciudad la enfermedad por el cine no sólo contagió a profesionales en la materia, también ha habitado con los ciudadanos del común, quienes se han destacado por buscar en el cine, además de entretenimiento, buenas historias.

La nueva generación cinéfila

La lista de jóvenes caleños que se están moviendo alrededor del cuento de la cinematografía es bastante larga. Para la muestra, están los egresados de la Universidad del Valle —semillero de cineastas por naturaleza— que se destacan en festivales internacionales y cuyos nombres comienzan a sonar en el mundo del cine colombiano. Ese es el caso por ejemplo de Óscar Ruiz Navia, un pelado que empezó su contacto con la Universidad del Valle mucho antes de iniciar la carrera allá, cuando logró participar como asistente de producción en el rodaje de Cali calabozo, un mediometraje que realizó Jorge Navas como tesis de grado para dicha universidad.

Desde ese momento comenzaría en Óscar el afán por producir cortometrajes, documentales y videos experimentales, que habría de ir puliendo mientras estudiaba Comunicación Social. De igual manera, combinaba su creatividad con la “escuela del rodaje” que empezó a tener en largometrajes como El Rey de Antonio Dorado y Yo soy otro de Oscar Campo, donde trabajó como asistente de fotografía. También fue primer asistente de dirección del largometraje Perro come perro de Carlos Moreno (Sundance Film Festival 2008). En este momento, a sus 26 años de edad y con este recorrido en el cine, está a punto de rodar su ópera prima El vuelco del cangrejo, una historia que habla de un lugar lejano de la ciudad, de un viaje que un hombre hace rumbo al Pacífico colombiano y el impacto que le genera todo lo que se encuentra ahí. Es una película de cine de autor que pretende ser masiva” comenta el propio Óscar.

Este filme que será coproducido por Contravía Films —empresa de Óscar—, M Films (Colombia) y Arizona Films (Francia) ya ha recibido varios reconocimientos entre los cuales se destaca el premio de producción de Global Film Initiative (Estados Unidos 2007), la selección en el III Encuentro de Coproducción del Festival de Cine y TV de Cartagena y en el Open Doors del 61º Festival del Film Locarno (Suiza 2008).

Sin embargo, ése no es el único caso de pelados univallunos que andan incursionando fuertemente en el cine de nuestro país, pues actualmente hay trabajos muy interesantes alrededor del cortometraje, entre los cuales vale la pena destacar Sin decir nada y Escondite. El primero, de Diana Montenegro, “es la historia de Sofía, una adolescente de 14 años que se siente atraída por Verónica, una compañera del salón para la que ella es invisible. Es una exploración de cómo es una primera atracción adolescente y, en este caso, entre personas del mismo sexo”, en palabras de Diana. Este cortometraje ganó un India Catalina en el pasado Festival Internacional de Cine de Cartagena y ha viajado por diferentes festivales en países como México, Inglaterra, Francia, Estados Unidos y Argentina. Ahora está compitiendo en un festival que es sólo para estudiantes de escuelas de cine que se realiza en Hollywood y fue el merecedor del premio del público en el 31º Festival de Video de Tokio.

De igual manera Escondite —el cortometraje de Marcela Gómez que narra la indecisión de una niña de 10 años por viajar a Estados Unidos a reunirse con su madre que hace cinco años no ve—, es un proyecto que ha sido seleccionado en más de 25 certámenes que incluyen el Mejor Ficción MUDA Colombia 2007 y la Segunda Mención del Jurado Festival Iberoamericano de Cortometrajes Imágenes Jóvenes.

Es así como el sello de la universidad más tradicional de Cali ha marcado la parada en el cine colombiano y ha contagiado del bicho cinéfilo a más de un joven que estudia Comunicación Social.

Una incubadora que no parará

Hoy son muchos los estudiantes de diferentes universidades privadas que ya empiezan a labrar su camino y a entrar en la escena del cine, la cual ha sido protagonizada directamente por Univalle. Un ejemplo de ello son Juan Lorza y Katherine Vásquez, recien egresados de Comunicación de la Javeriana, quienes como proyecto de grado presentaron un guión basado en un reportaje de Germán Castro Caicedo que se llama Linda Iris, ¿usted me ama? del libro Con las manos en alto, el cual fue seleccionado en la categoría de Desarrollo de Guión, en la convocatoria del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico de Colombia en el 2007. Ahora, un año después del proceso de acompañamiento con Beatriz Novaro (guionista y escritora mejicana asignada por el Ministerio de Cultura), el guión está listo para la preproducción.

Obviamente aquí se escapan muchas historias que están haciendo varios paisanos en este momento, los cuales de seguro seguirán buscando cómo contagiar al país entero de la epidemia de la cinesífilis, de la cual hemos sido (felizmente) víctimas muchos caleños.