Actividades inútiles

Para ti, que el fondo me crees.
— ¿Por qué no haces algo?
— Eso hago
— ¿Qué?
— Estoy trabajando.
— No te veo trabajar, sólo estás echado leyendo todo el día.
— Bueno, mañana busco trabajo.
— ¡Eso! Y comience por llevar la hoja de vida donde su tío, recuerde que hace más de un mes le dijo…
— Pero allá no hay nada para mí.
— ¡Cómo que no! Todos sus primos ingenieros están allá empleados y ganando buen dinero. Acaso es que usted estudio Ingeniería Electrónica para dejar perder el dinero…
— No, yo lo estudie para darte gusto… ahora es tiempo de darme el mío.
— ¡¿Cómo?! ¡¿Perdiéndolo ahí en ese computador?!
— No, también leyendo días enteros.
— Usted verá… Pero si no busca qué hacer es mejor que se vaya. ¡Eso sí!, se lleva ese montón de libros para desocupar la habitación y poder alquilarla…
— Mañana busco un lugar…
— ¡Más le vale!…
— …
— ¡Má!
— ¿Sí?
— ¿Puedes darme el desayuno?... Tengo hambre.
— Claro mi amor. ¿Huevo frito o revuelto?
— Revuelto… como el amor de Oliveira y Lucía.
— ¿Y esos quienes son?
— Unos amigos que me acompañan en esta actividad literaria inútil.
— Bueno, entonces dígales más bien que lo acompañen a buscar trabajo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No me diga que esa fue su mamá mijo... jajajajajaja
Un saludo.

Jessica Paola dijo...

Para los padres nunca será el suficiente colaborar, su labor en esta vida, es jodértela.